¿Traición?

El otro día me dio por pensar en cómo debe sentirse tu mascota cuando, por las circunstancias que sean, tienes que darla a otra persona…

A ver, visto desde su punto de vista… Con pocos meses te separan de tu madre y hermanos. Te entregan a una nueva familia, muy extraña. Con el tiempo, creces y aprendes tu lugar en esta nueva familia. Estás integrado, sano y te sientes querido. Sabes cuál es tu lugar y lo respetas. Y, de repente, un día, sin venir a cuento, te encuentras que tu familia te entrega a otra familia nueva. ¡Tu familia! ¡Lo que más quieres en el mundo! Pasas de estar en tu sitio, con tu gente, a estar en un sitio extraño, con gente extraña. Gente que no se porta mal contigo, pero… no son tu familia. No sabes cuál es tu sitio. Te sientes extraño, no sabes cómo actuar. Si pudieras pensar, seguro que pensarías ¿por qué? ¿Qué he hecho para que ya no me quieran?

Si me lo hicieran a mí, sin darme explicaciones (porque a tu mascota no se las puedes dar), me sentiría traicionado.

Así que supongo que, en circunstancias idílicas, provocarle semejante trauma a tu mascota debería ser por causas muy justificadas…

¿Por qué? ¿Por qué?

Que quede claro que no hablo de abandonar a tu perro en verano porque se ha hecho grande, y luego alguien lo recoge y se lo queda. Ese perro también ha sufrido un trauma, pero estoy convencido de que no tiene ninguna duda sobre su nueva familia: se siente afortunado.

No, hablo de que, por el motivo que sea, de un día para otro tu perro/gato pasa de tu casa a casa de un extraño. Hablo de circunstancias donde el dueño se queda con el corazón roto, por tener que regalar a un amigo, a un miembro de la familia. Y si el dueño se siente así, sabiendo lo que ha hecho y entendiéndolo… ¿Cómo se sentirá la pobre mascota, que no se ha enterado de nada?