Horarios de televisión

Yo, la verdad, es que no veo mucho la tele. Veo mucho producto televisivo, pero no por la tele. El motivo básico creo que es uno: nunca me suelen dejar la tele para mí xD En mi casa, digamos que soy el último a la hora de poder ver algo en la tele. Esto, después de años, ha conseguido que no sienta la necesidad de tenerla encendida a todas horas, buscando desesperado algo que ver en ella. Es más, para tener ruido de fondo en casa y no sentirme solo yo uso la radio. Sólo me implica uno de mis sentidos y no me obliga a estar quieto en el mismo sitio… Puedo escuchar la misma emisora de radio mientras cocino, mientras me ducho o mientras navego por internet, cosa que no puedo hacer con un programa de televisión.

Pero no quiero hablaros de eso… Este último mes me lo he pasado en casa de mi novia, los dos solos, sin padres, sin abuelos, sin nadie. ¿Qué implicaba eso? Pues a parte de que hemos intentado reproducirnos varias veces sin éxito (que sepamos), implicaba que tenía un comedor para nosotros solos. Con su correspondiente televisor. ¡Podría ver lo que me diera la gana en la tele! ¿Y con qué me he encontrado? Con programas que no me interesaban, con anuncios, con capítulos repetidos, con horarios absurdos (para mí)… Sólo ha habido un programa que hemos intentado seguir con el horario propuesto por la cadena: “La casa de mis sueños”, un programa del canal Decasa (disponible en tus principales operadores de pago) en que dos hermanos tenían que convencer a una familia que quería mudarse que hacer reformas era algo bueno… Muy curioso.

¿El resto? Series que empiezan sobre las 9 y poco (a la hora que estamos haciendo la cena), o capítulos repetidos, o películas empezadas, o con anuncios, o de temáticas que no me interesaban, o …

¿Qué acabamos haciendo? Yo empecé a ver Masters del Universo (la serie ochentera), que me la compré en el último Salón del Cómic y le tenía ganas. Además, podía pintar mientras lo hacía. O New Girl, una serie nueva de humor muy divertida y recomendable. Y nos pusimos con la 3ª temporada de Avatar (sí, la del niño calvo que controla los elementos), que ya tocaba. Y seguimos con Imborrable. Y la nueva versión de los Ángeles de Charlie.

¿Qué diferencia hay entre este último párrafo y los anteriores? Pues que todo esto que vimos lo vimos a nuestro ritmo. Lo poníamos cuando nos iba bien, lo parábamos cuando nos convenía. Y si se hacía tarde y había sueño, continuábamos al día siguiente…

Gracias a internet, no dependo de los horarios con que me obsequia la tele. Ultimate Spiderman la veré cuando pueda, ya que no me da la gana ser esclavo de un aparato electrónico. Falling Skies la empezaré esta semana, seguramente… porque los anuncios que dan por la tele han conseguido que me llame la atención.

Este el Dokta que mola... Con su puntito de loco que no tienen los otros dos :P

Porque es una cosa que me parece muy interesante y curiosa: últimamente, la ficción para televisión (llamémosle series) es, para mí, muchísimo mejor que las películas que se estrenan en cine (con excepciones contadas). Hay muchas series que me llaman la atención; a algunas, como al Doctor Who, me enganché tarde. Gracias a métodos alternativos de distribución, he podido verme las dos primeras temporadas. Gracias a la televisión, supe de la existencia de Homeland.
Gracias a internet, podré verla cuando me apetezca y decidir si vale la pena o no.

Y creo que ese es el punto caliente: el control. Yo quiero controlar lo que veo. No me da la gana depender de los gustos de terceros para que escojan por mí. Mis horas de ocio son escasas, y le doy a muchos palos, como para hipotecar parte de mi tiempo en ver la tele con los horarios que ellos me proponen. Yo quiero decidir si hoy me apetece verme una película o una serie. Si ficción o histórico. Si cartoon o anime. O si, sencillamente, me apetece tener música clásica de fondo mientras pinto una mesa industrial…